Botticelli, Sandro
País de origen Italia
Fecha ( 1444-1510 )
Sandro Botticelli es el sobrenombre con el que es conocido Alessandro di Mariano Filipepi, pintor, dibujante y grabador italiano del Renacimiento. Era el menor de cuatro hijos de Mariano Filipepi, curtidor, quien deseaba que el joven Sandro aprendiera el mismo oficio y continuara el negocio. Pero la inclinación que demostró hacia el arte, obligó a su padre a dedicarle a un oficio más en corcondancia con las aficiones del niño. Su vida tuvo poco relieve, comparada con la de sus grandes contemporáneos. Invitado a pintar en la Capilla Sixtina, conoció a Leonardo de Vinci en el taller de Verrochio y quedó influido por Girolamo Savonarola. Los sermones de este monje benedictino, que predicaba contra las obras de arte pagano y defendia la utilización del arte como instrumento teológico, hicieron hincapié en Botticelli. Hasta tal punto que llegó a quemar algunas de sus obras paganas.
Fue a partir de entonces cuando la obra de Botticelli sufrió un cambio radical: abandonó definitivamente los temas mitológicos y se dedicó a la producción de obras de contenido religioso. Según palabras de Salomón Reinach, Botticelli realzaba con el color el "trémolo" continuo y contagioso de sus líneas. Cuando su labor es tan admirable como en La Primavera de la Academia de Florencia, ofrece la más perfecta expresión de lo humano. Sus cuadros religiosos, fluidos y algo sensuales, se distinguen poco de aquellos en que trataba temas profanos. Sorprende la semejanza de recursos y sensibilidad existente en la Virgen, Venus o entre los Ángeles religiosos. Sus obras se distinguen por las calidades líricas de la línea y el color y por un equilibrio casi perfecto entre las figuras y los objetos. Dichas características se adquieren en su famoso cuadro El nacimiento de Venus, donde logra un obsesionante efecto circular gracias a la redondez de los hombros de la figura neoclásica central, los vestidos agitados por el viento en algunas figuras y la concha circular de la que surge Venus. Por encargo de la familia Médici, trazó las ilustraciones para la Divina Comedia de Dante, la cual ha permitido decir a Walter Pater que había sido necesario esperar al siglo XV y a la colaboración de Botticelli, para que Dante pudiera tener ilustrada tan magnífica obra. Entre sus obras destaca La Primavera.
La Primavera
Obra de Sandro Botticelli
Fecha ( 1477-1478 )
Cuando Sandro Botticelli realiza esta obra no es completamente consciente del furor que causará en años próximos. Lo primero que debiera llamar nuestra atención, es su enorme formato.
La pintura profana casi nunca utilizó estas dimensiones, que se reservaban para la expresión de los temas sacros.
Esto le confiere un carácter cristiano de un tema que a primera vista parece totalmente ajeno a las creencias religiosas. Por otro lado, puede relacionarse con otro género de la época, el tapiz. Los tapices sí tenían este gran tamaño y se dedicaban mayormente a la pintura profana, puesto que su función era decorar muros, cerrar vanos, etc. Los mejores tapices eran los flamencos, procedentes de Gante, Brujas y Bruselas, realizados en la lana de mejor calidad. Su precio en el mercado era elevadísimo, hasta el punto de que comenzó a ser sustituido por materiales más baratos, como la pintura. Esta sustitución de materiales baratos por caros, ya había tenido lugar en el Gótico italiano, donde el elemento desplazado fue el mosaico. Reforzando el paralelismo de esta obra con el tapiz tenemos el suelo sembrado de flores, según el modelo "milflores" de tejidos flamencos y franceses. El tema del cuadro es muy complejo, abundan las figuras de la mitología clásica, pero no componen ninguna escena conocida de los textos clásicos, aunque parece seguro que se trata de una alegoría de carácter moral bajo la apariencia de la mitología antigua.
La presencia de la diosa Flora, es lo que da nombre al cuadro, que aparece presidido por Venus y Cupido, con la presencia, ajena al resto de los personajes.
Botticelli lo pintó para el jovencísimo Lorenzo di Pierfrancesco di Médici, miembro de la prestigiosa familia Médici. Lo encargó para él su tutor, el filósofo Marsilio Ficino, quien encarnaba el auge del Neoplatonismo florentino típico del Quattrocento. Es más que probable que fuera Ficino el diseñador de la obra, siguiendo los postulados de Alberti en la parte estética.
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