jueves, 5 de abril de 2012

Cristo yacente



Cristo yacente
Obra de Gregorio Fernández
Fecha ( 1625-1630 )

Es una obra realizada para los Capuchinos del Pardo, que fue sufragada por el rey Felipe III, según comunicó el Duque de Lerma. Ya en el gótico había surgido el tema del Santo Entierro, pero enseguida apareció el tema del “cuerpo muerto” , para tratar de impresionar con mayor fuerza al espectador solo con el dramatismo del mismo.  Muestra el cuerpo de Jesús desnudo yaciendo sobre un lecho, ya muerto, pues se puede ver en sus músculos relajados. Cristo esta girado hacia el espectador, para que éste pueda percibir mejor las marcas de la pasión. El tratamiento del desnudo nos remite a Velázquez, con un estudio anatómico perfecto y de gran interés, por su efecto de belleza plástica. El autor realiza una serie de detalles para provocar efectos naturalistas, como el ligero levantamiento del esternón o  jugar con direcciones opuestas en hombros y caderas. El sentimiento clásico del desnudo desaparece bajo el horror de la agonía, visible en las llagas, pero sobre todo en la cabeza. El interés lo centra en el rostro, alargando los rasgos, mostrando regueros de sangre, los ojos entreabiertos... Como su principal intención es crear en el espectador el sentimiento de realidad, las encarnaciones, heridas, moratones, etc, son de gran realismo, pero sin pretender caer en la exageración, solo con la finalidad de comunicar un sentimiento. La fuerza expresiva de la imagen tuvo gran trascendencia, incluso el propio Gregorio Fernández realizó más de siete réplicas tanto para iglesias madrileñas como para conventos de Valladolid. Su arte es profundamente realista y a la vez místico, tratando siempre de despertar la piedad popular a través de su figura expresionista. Su gran carga dramática lo enlazan con el gótico. En cuanto a la policromía, abandona los acabados y el uso del oro. Los marcados plegados del paño que le cubre a medias por la zona genital y sirve de sábana, favorecen los contrastes lumínicos, dándole además un aspecto de metal muy característico de su escuela. Gregorio Fernández fue discípulo de Juni, del que tomó la expresividad y también de Leoni, del que saca la elegancia de la que dota a sus figuras.

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